miércoles, 26 de marzo de 2008

Back to black

La escucho ahora mientras me susurra su melodía, y recuerdo cuando la conocí. Como muchas otras veces no sabía su nombre, solo tenía su lírica estela, solo un atisbo de como se llamaba, y la busqué, y pude encontrarla por pura suerte (debería de llamar a este blog serendipia, pero me parece un nombre ya gastado, y yo soy más original... -no me lo creo ni yo-). La conocí mejor, la vi muchas veces, admiré su cálida y prístina voz, que provocaba en mí cambios de espíritu y deleites para el oído. Esa voz salvaje y libre que te lleva a los tiempos de la Motown pero completamente nuevo, más fresco y distinto y del que tú y tu compatriota Joss sois abanderadas. Ese soul que tanto me gusta. Pero luego viene la tristeza al saber más de ti, de como echas a la vida de ti, de como la malgastas, de lo mal que te ha venido el éxito, de este daño que te provocas en el desenfreno en que te has convertido. Deseo que vuelvas a quererte a ti misma, que vuelvas a ser la que eras antes de ser la sombra de entonces. Lo deseo de un modo totalmente egoísta, Amy, estás en plena juventud y solo tienes dos discos, y quiero más, mucho más, necesito más de tu voz y de tu energía para seguir disfrutando de las melodías que me regalan el oído.

Para quien no la conozca, ahí va una muestra de lo mejor de Amy Winehouse, la nueva diva del soul:







God Save The Diva

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