No es que me esté quejando de amores... ¿o si? Es lo que escuché muchas, muchísimas, veces una noche de verano en la playa, en uno de los conciertos a los que acudí en la playa de La Victoria.
En principio íbamos a ver a Jarabe de Palo, y Los Delinquentes los teloneros. A los segundos no los conocíamos de nada, pero estuvieron haciendo pruebas de sonido y escuchamos esta canción unas 15 veces... hasta que ellos dijeron "oye, que tenemos más canciones, eh?". En ese momento ya la playa estaba canturreando la canción... Y cuando tocaron fue la apoteosis, conquistaron al personal (en ley estaban -estábamos- ya conquistados de los ensayos) y disfrutamos un gran concierto.
Luego llegó Jarabe de Palo, con sus letras cansinas y repetitivas, y su cansino estilo... que contrastaba con la frescura y descaro de los teloneros y, claro, el público se enfrió... a lo que ayudó las palabras que dedicaba Pau Donés intentando provocar la reacción del público, pero a su manera, una manera que no era la apropiada para esta ciudad... y es que aquí no suele gustar el que se toma demasiado en serio a si mismo...
Aquí están Los Delinquentes y su A la luz del Lorenzo
Poco tiempo después murió uno de los tres componentes, pero han resurgido con fuerza y ánimo, y una de las últimas cosas que escuché de ellos es esta canción del "supergrupo" G-5, formado con otros artistas de la misma cuerda como Kiko Veneno, Tomasito o Muchachito.
Aquí están G5, y sus 40 forajidos, una de esas canciones que no me canso de escuchar.
Choosing A Roofer
Hace 3 años
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